Cada sonido, un pálpito; cada sílaba, un latido; cada palabra; una intención. Ninguna palabra está exenta de peso, sonido, tacto o sabor. Ninguna palabra de las que nacen en algún rincón de tu mente, revolotean por tu estómago, juegan con tu lengua o bailan sobre tus labios. Ninguna palabra está libre de sentido y significado. Todas vibran en ti. Todas vibran en mí. Nuestro mundo ha sido construido letra a letra, sílaba a sílaba, palabra a palabra. Los sabios de la antigüedad siempre supieron de su poder. Por eso cuidaban lo que decían, por eso escuchaban tanto. En algún momento lo olvidamos y ahora empezamos a despertar. ¿Lo sientes tú? ¿Qué palabra te hizo cosquillas ayer? ¿Cuál necesitaste escupir para que no te amargara la boca?... ¿Qué mundo deseas?
Empecemos por hacerle el amor a las palabras... A las ajenas y a las propias. Con infinita ternura. Tal vez entonces, juntos, podamos cambiarlo.
"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."