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martes, 24 de noviembre de 2015

DE CUENTEROS Y EXOESQUELETOS



Ilustración del Museo de Historia Natural  Dr. Manuel M. Villada


-Tus abuelos estarían orgullosos de ti.-
Dijeron un grupo de niñas sonrientes a la cuentera, que recién había terminado su función.
La mujer les dio las gracias con una sonrisa tímida y se escabulló antes de que el nudo en la garganta resultase en un torrente de lágrimas.

Ya se las había tragado al comenzar la sesión de aquel día. Se había emocionado tanto que le había sorprendido. Porque no era una novata. Llevaba en esto más de diez años y había aprendido a tomar la distancia justa de las emociones de manera que no le impidieran hacer su trabajo y a la vez sentirlas lo suficiente para poder transmitirlas. Era un equilibrio difícil. Últimamente la distancia se había ido agrandando. “El espacio de seguridad” se había hecho con su espacio del sentido. Pero hoy una grieta en ese lugar común le había recordado la importancia de los sentimientos en vivo, en crudo. Tal cual los sintiese en ese momento. Permitirse esa vulnerabilidad en mitad de un cuento no era cosa fácil de llevar. Sin embargo, esa aparente fragilidad le había dado una conexión con aquellos niños que sabía no habría sido posible de otra manera. Ellos la miraban expectantes. Comenzó presentándose, hablando de su oficio y de los cuentos que les traía. Aquel día también habló de la infancia; de la suya y de la de su familia. De un tiempo a esa parte le gustaba introducir anécdotas familiares porque la conectaban al sentido de contar, a ese compartirse junto al cuento. Ya no existía cuarta pared como en sus inicios. Al cabo escucharon su voz romperse y, un momento después, vieron el pañuelo que limpiaba su nariz sutilmente, como si un resfriado inoportuno la hubiera interrumpido en ese pasaje de la historia. Los constipados tienen esa libertad de acción. Se les permite irrumpir en cualquier situación y admiten la comprensión de cualquier tipo de público. (El resfriado como camuflaje del llanto.) Sin embargo, de alguna manera ellos sabían que no había virus alguno detrás de aquel goteo inesperado.

De repente le vino un recuerdo viejo, muy viejo. Allí estaba ella llorando a moco tendido, tendría poco más de once años y una persona mayor trataba de consolarla... Permitirse la vulnerabilidad y ser adulta era algo que hacía mucho tiempo le habían dicho era incompatible. En su día le explicaron la cuestión aprovechando la admiración que sentía la niña por los insectos. Le dijeron que ser adulto era algo así como llevar a cuestas el exoesqueleto más duro que pudieras encontrar para que pudiera protegerte. ¿Protegerse de qué? Se preguntaba ella. Pero esa parte de la historia quedó en tinieblas: o no le explicaron o no le convenció la explicación. Lo cierto es que tras aquella exposición de hechos irrefutables, ya no le simpatizaron tanto los artrópodos, aunque en secreto siempre guardara cierta debilidad por ellos. Y es que no podía evitarlo porque... ¡Cuánto bicho maravilloso suelto! ¡Qué formas y colores tan increíbles! Y sus costumbres, ¡qué decir de sus sociedades, construcciones, etc.! Ya está, ya se había despistado. Allí estaban esos ojos mirándola, expectantes. ¿Cuánto tiempo había pasado? Caramba, ¡el vuelo de una mosca era más que suficiente para desviarla del tema! (Cosa que le pasaba desde pequeña y en la que no había cambiado un ápice). 

En ese momento decidió dejar de luchar. Dejó de tratar de comportarse “como un adulto”. Ella tan sólo era la cuentera. La mujer que ese día les regalaría algunas historias. Entonces le embargó una deliciosa sensación, con esos cien niños que la escuchaban con el corazón abierto. Qué menos que abrir el suyo.

"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."

sábado, 21 de noviembre de 2015

DÍA UNIVERSAL DE LA INFANCIA EN LA FUNDACIÓN TRES CULTURAS DEL MEDITERRÁNEO




Este viernes tuve el privilegio de contar cuentos sobre los derechos de los niños y las niñas con motivo del Día Universal de la Infancia en el hermoso pabellón de Marruecos de la Exposición Universal de 1992, sede actual de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo.
Decir que disfruté de mi trabajo es quedarme corta.

Si mi abuela ya me contaba historias de su dura infancia y la de mi abuelo... Si mis padres me mostraban lo complicada que tenían la vida nada más nacer algunos niños... y los algodones entre los que vivíamos mi hermana y yo... Si mostráramos tanto interés en que conocieran el mundo que les rodea y participaran en él, como el que tomamos para que les vaya bien en sus estudios... Si no tratáramos a los infantes como idiotas o seres incompletos, sino como lo que realmente son; el futuro de la Tierra que habitamos...

Días como el de ayer serían celebrados en masa. Dignificados por su significado profundo y revulsivo. Y los niños y niñas del Mundo serían nuestra prioridad absoluta.

Tras la función, un grupo de niñas me felicitó de tal forma que un nudo se me hizo en la garganta.

Y así, un día que comenzó aparentemente igual a los demás, sacó a la luz con toda su fuerza el sentido profundo de mi oficio de cuentera. 

GRACIAS 

"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."

domingo, 8 de noviembre de 2015

CUENTA-TÉ EL VIERNES 13 DE NOVIEMBRE EN ESPACIO 800

"Mujeres tomando el té", de Kusakabe Kimbei


En un Cuenta-Té, los asistentes participamos contando, cantando o escuchando a los demás mientras disfrutamos bebiendo una taza de té (también hay infusiones sin teína para quien lo prefiera). 
Te invito a regresar a ese lugar que aún vive en el fondo de nuestra memoria más arcaica. Ese lugar donde la tribu se sienta en círculo para vincularse y empoderarse en forma de mirada, silencio y voz. 
Así que aquí tienes tu momento para traer ese poema, canción o relato que siempre quisiste compartir. Del mismo modo, también es tu momento para permanecer en la escucha. Sitúate donde te apetezca, siéntete libre. ¡Disfruta como un niño alrededor del fuego de campamento!
En Espacio 800 (un centro de yoga, pilates y otras actividades de crecimiento) me siento como en casa y es mi deseo que así te sientas tú también. Antes de entrar, te propongo un pequeño juego: imagina que dejas las preocupaciones o las prisas en el umbral el tiempo que dura el Cuenta-Té. (Después tal vez te sorprendas al salir viendo que han disminuido su potencia.) 
La actividad es gratuita y se celebrará este viernes 13 de noviembre a las 20h. Se ruega puntualidad.

"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."