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sábado, 24 de octubre de 2015

EN SILENCIO

Obra de Manet

Por favor, deja que me calle.

A veces, sólo quiero estar.

No hablar.

No opinar.

No explicar.

Sólo sentir.

Sólo escuchar

el sonido de tu voz.

Sus giros, alturas

y depresiones.

Ver cómo hablas.

O cómo hablas sin mover los labios.

Eres parte de ese mundo

que aún no descubrí.

Pero para adentrarme en él

necesito estar en silencio.


"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."

lunes, 19 de octubre de 2015

COMUNICARSE ES CUESTIONARSE... SI TE ESTÁS COMUNICANDO

El beso de Claudia
Obra de una alumna de Danza Mobile


Formulo una pregunta a mis dos acompañantes (adultos sin discapacidad intelectual) acerca de la película que acabamos de ver: ¿Era lo que esperábais?
La respuesta de ambos se centra en describir algunas de las escenas que más les ha gustado y elaborar una sinopsis.
Sin embargo, esa no ha sido mi pregunta.
Mi pregunta era acerca de si la película había cumplido las expectativas de cada uno. Vuelvo a formularla: ¿Ha cumplido vuestras expectativas?
A mi juicio, el tráiler de la película prometía una profundidad en el desarrollo del tema principal que finalmente no se cumplía, ya que se centraba más en el episodio que desencadena la conclusión de la misma, dejando sin resolver las preguntas iniciales que planteaban al espectador.
Por esta razón no había cumplido mis expectativas.
Puedo estar equivocada en mi respuesta. Por ejemplo, resulta ambigua al no explicitar cuáles son esas preguntas iniciales. Además le falta mucha más argumentación, ejemplos, etc. 
Sin embargo, yo he respondido a la pregunta.

Ahora bien... 
¿Es eso realmente cierto?
¿Cuáles eran mis expectativas reales? ¿Conexión intelectual? ¿Emocional? ¿Ambas?
¿Eran mis expectativas realistas? ¿O estaba ignorando las necesidades propias?


Este tipo de situaciones me han llegado a exasperar mucho.
Por ejemplo, cuando señalaba la pregunta en cuestión que no había sido respondida (o que yo creía que no había sido respondida), podía recibir el siguiente comentario:
-Te tomas las cosas demasiado literalmente.-

No es cierto.
Sólo me gusta saber qué me están preguntando y qué me están diciendo. Me incomoda lo confuso que puede llegar a ser un discurso o un diálogo. No entender puede ser muy estresante. También puede serlo entender algo opuesto a lo que tu interlocutor quería comunicarte.
Conozco las sutilezas del lenguaje.
Cuando se utilizan para añadir misterio y belleza al mismo me encantan.
Disfruto del baile de las palabras, sus giros y volteretas inesperadas. Este juego puede ser muy divertido, hacer gozar a los interlocutores e incluso crear obras de arte.

A veces, en cambio, estas palabras entre dos aguas se usan para insinuar lo que uno no se atreve a decir a la cara.
Hay verdaderos expertos en este tipo de comunicación y de este modo opinan, coquetean... o humillan e insultan.
Aunque se oculten entre las frases frondosas de su pensamiento o entre la selva de su malediciencia, la intención y el mensaje está ahí. Intacto. Dispuesto a ser desentrañado.

Otras veces, este mensaje está doblemente codificado con el uso de unos gestos por parte del emisor, que pueden apoyar el significado o contradecirlo, pudiendo provocar una gran confusión en el receptor o, por el contrario, ayudarle a vislumbrar el contenido.

No olvido que el proceso de comunicación es muy complejo y transmitir con claridad un mensaje puede ser una tarea ardua y a veces casi imposible.

A menudo no nos entendemos no porque haya una mala intención en alguna de las partes en ser crípticos o sibilinos, sino que sucede que somos dos personas muy diferentes, con unos niveles de abstracción distintos o, sencillamente, porque no hablamos el mismo lenguaje. Podemos estar hablando la misma lengua, pero podemos no hablar el mismo lenguaje.


¿Cómo comunicarme con mis alumnos con discapacidad intelectual para que el contenido de mi mensaje sea claro?

¿Cómo formular las preguntas para provocar que piensen?

¿Cómo lograr que se atrevan a construir una respuesta propia, no estereotipada?

¿Qué debo y qué no debo hacer para lograr estos objetivos?

¿Dónde situarme yo?

¿Cómo comunicarme... sabiendo que me estoy comunicando?

Me siento profundamente agradecida a cada uno de mis alumnos de Danza Mobile porque gracias a ellos cuestiono mis propias capacidades de comunicación, así como cada prejuicio y preconcepto que llevo a cuestas.

Estoy cuestionándome, sí.
En mi comunicación diaria, desde la más cercana a la más lejana. Desde la más sencilla a la más compleja. ¿Qué me quiere decir esta persona? ¿qué quiero decir yo?

¿O tal vez no quiero decir nada?


"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."

viernes, 16 de octubre de 2015

MI LEÓN QUERIDO

Obra de Ana Teresa Barboza
Blog de Ana Teresa Barboza


Hoy saco de mi mochila ajada viejos recuerdos, entre ellos una foto de nuestro primer aniversario. De cómo puede cambiar la existencia de un ser humano en cuestión de segundos... Y de lo poco que podemos hacer por evitarlo. De ello me gustaría hablar a través de un sencillo cuento, pues así me resulta más fácil hilar lo que nos sucedió, la implacable razón por la que nos separamos. Ya han pasado tantos años, que a veces me pregunto si no lo habré soñado.

Érase una vez, un hombre y una mujer perdidos en una selva muy poco civilizada. Tras una larga jornada buscando el camino de vuelta a casa llegan a un estanque donde paran a descansar. Al rato ella oye algo que llama su atención...
Un sonido de hojas agitadas le precede. Primero asoma la cabeza entre la vegetación. Después el resto de un físico majestuoso. Con paso firme avanza hacia ella.  Lento, muy lento... No tiene prisa. (No sabe qué es eso.) Los músculos tensos, los ojos flamígeros... Se detiene a pocos centímetros. Puede ver de cerca la piel suave de la que le nacen los bigotes. Las oscuras fosas nasales que se abren y aspiran su olor de extranjera. Ella también puede olerle. Siente una irracional atracción hacia su naturaleza salvaje. Escucha las respiraciones. Agitada la de ella. Pausada la de él. Le mira hipnotizada por esa mezcla irresistible de fuerza y belleza... Para cuando despierta de su inconsciencia se da cuenta de que no puede moverse. Que quiere correr o gritar, pero es imposible. No puede hacer nada. Sólo es una piedra que tiembla. Una piedra que mira. Entonces hace algo que pareciera no tiene demasiado sentido. Con la lengua de su mente le ruega: -Por favor, no. No, no... No me mates.- Lo repite una y otra vez cual oración fervorosa al dios de las fieras. (Todo pasa muy rápido.) De repente, el león gira la cabeza, mira al otro lado del estanque y se lanza en una carrera fulminante a por otra víctima. Mientras tanto, ajeno a cuanto sucede, su compañero llena la cantimplora. Justo entonces ella recupera su voz vigorosa: -¡Cuidado, va a por ti! ¡Tírate al agua!- le grita, le aúlla.
Tarde... Reaccionó demasiado tarde. Se tiró en el momento en que aquellas garras ya le daban caza en el aire. Ella alcanzó a ver d
os cuerpos tan distintos como hermosos suspendidos un instante... Y una zambullida que fue como una explosión. Después el agua se cubrió de espuma y sangre.


No recuerdo más de aquel día, sólo que sobreviví milagrosamente. A mi novio nunca volví a verle. 

Ahora mi hogar es la selva. Pero esa... Esa es otra historia.


"Sembremos cuentos entre todos, sembremos cultura."